La vida está llena de decisiones difíciles. Ya en nuestro día a día, a cada minuto, a cada segundo, realizamos cientos de elecciones, de las que seguramente, en el 80% de ellas, nos equivocamos inocentemente.
La mayoría de nuestras decisiones son vigiladas y criticadas por un sinfín de miradas atentas, dispuestas a judgar cada una de ellas sin la menor compasión.
Por supuesto, muchas veces hay que enfrentarse a decisiones tristes y dolorosas, decisiones que te hacen pensar antes y después de tomarlas, con el miedo acentuado al qué dirán y a sus consecuencias.
Pero hay que hacerlo, hay que elegir, aunque conlleve hacer daño a los seres queridos, y hacer frente a las opiniones de los demás. Pero, irremediablemente, al final siempre nos rondará la sombra de la duda, la duda de si hemos tomado la decisión correcta o no.
La vida funciona así, como la fortuna... o el amor.
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